Imagina que te llega una carta diciendo que en cuatro semanas, llegará a tu casa a hospedarse, el Hijo de Dios. ¡Qué honor! ¿Cómo a mi casa? ¿Qué haría yo? Por supuesto no me quedaría sentado y dejaría pasar el tiempo para preparar el recibimiento.
En el catolicismo, el primer domingo de Adviento que marca el comienzo del año litúrgico tiene lugar el domingo siguiente al de la solemnidad de Cristo Rey, último domingo del año litúrgico anterior. La duración del Adviento varía entre 22 y 28 días, dado que abarca los cuatro domingos previos a la solemnidad de la Navidad acompañados por un número variable de días de semana. En consecuencia, el primer domingo de Adviento se ubica entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre.El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor, ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro..
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.
Los 3 grandes testigos del Adviento:
1- Isaías: anuncia cómo será el Mesías que vendrá. Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.
2- Juan el Bautista: señala quién es el Mesías, que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.
3- María: es la figura clave del adviento. En ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. Ella hizo posible la primera navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María, por su fidelidad, es tipo y madre de la Iglesia.
Algo que no se debe olvidar:
1- El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
2- El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
3- En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
4- Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
5- Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.
LA CORONA DE ADVIENTO
En muchas casa vemos que antes de Navidad ponen como centro de mesa una corona con velas. Además de ser un elemento decorativo, esta corona anuncia que la Navidad está cerca y debemos prepararnos.
La costumbre es de origen pagano, esta corona representaba el ruego al sol para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Para los cristianos, es para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, el Nacimiento del Señor, aprovechemos esta "Corona de adviento" como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.
El círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, reflejando su unidad y eternidad. Nos ayuda también a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida; nos concientiza que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
El follaje verde perenne (que puede ser de ramas de pino, oyamel o hiedtra) representan que Cristo está vivo entre nosotros, además su verde color nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento.
Las cuatro velas representan los cuatro domingos de Adviento y simbolizan la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando, poco a poco, una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se han ido iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Las velas se encienden tradicionalmente en el siguiente orden: púrpura, púrpura, rosa, púrpura, blanco.
También se pueden suplantar por cuatro velas rojas y en el centro una vela blanca o sirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.
La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que nos permite ver, tanto el mundo como nuestro interior.
Cuatro domingos antes de la Navidad se prende la primera vela. Cada domingo se enciende una vela más. El hecho de ir prendiendo poco a poco nos recuerda como conforme se acerca la luz las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo que es luz para nuestra vida se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra.
La luz de la vela blanca o del cirio que se enciende durante la Noche Buena nos recuerda que Cristo es la Luz del mundo. El brillo de la luz de esa vela blanca en Navidad nos recuerda como en la plenitud de los tiempos se cumple el "Advenimiento del Señor".
CELEBRACIÓN EN TORNO A LA CORONA DE ADVIENTO
Cada domingo se reúne la familia sola o con algunos amigos, en torno de la corona. Antes de comenzar se designa quienes participarán como guía, lectores o encendiendo las velas.
La celebración se inicia haciendo una breve oración al Espíritu Santo pidiendo su presencia y su ayuda.
Se encienden las velas de acuerdo al domingo que corresponda y se da lectura a las Sagradas Escrituras ( se puede leer algún fragmento de las profecías de Isaías o el Evangelio de dicho Domingo).
Después de guardar silencio por uno o dos minutos cada uno de los participantes podrá aportar sus comentarios.
Seguido esto, el guía hace una invitación a hacer un propósito personal a los asistentes. Cuando los niños son pequeños, conviene que el propósito sea muy sencillo y sea familiar. Cuando los niños son más grandes, es conveniente respetar su intimidad y no obligarlos a decir su propósito si no quieren.
Los propósitos no deben de ser ideales inalcanzables, sino las pequeñas cosas que por prisa o flojera no hacemos, aunque sabemos que nos ayudarían a vivir mejor. Esto se debe traducir en acciones que el niño puede comprender fácilmente (por ejemplo el orden como "no dejar las cosas tiradas"). El cuarto domingo se prende la vela blanca y se reflexiona sobre si se cumplieron los propósitos o no y por qué.
Para finalizar, algún miembro de la familia hace una pequeña oración .
La costumbre es de origen pagano, esta corona representaba el ruego al sol para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Para los cristianos, es para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, el Nacimiento del Señor, aprovechemos esta "Corona de adviento" como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.
El círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, reflejando su unidad y eternidad. Nos ayuda también a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida; nos concientiza que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
El follaje verde perenne (que puede ser de ramas de pino, oyamel o hiedtra) representan que Cristo está vivo entre nosotros, además su verde color nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento.
Las cuatro velas representan los cuatro domingos de Adviento y simbolizan la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando, poco a poco, una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se han ido iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Las velas se encienden tradicionalmente en el siguiente orden: púrpura, púrpura, rosa, púrpura, blanco.
- La primera se llama "Vela de la Esperanza": Simboliza la fe en Dios manteniendo sus promesas a la humanidad.
- La segunda se llama "Vela de Preparación": recordándoles a los Cristianos que deben "prepararse" para recibir a Dios.
- La tercer es la "Vela de la Alegría": Recuerda a los ángeles cantando alegremente sobre el nacimiento de Cristo.
- La cuarta es la "Vela del Amor", les recuerda a los Cristianos que Dios los ama lo suficiente como para enviar a su único Hijo a la Tierra.
- La quinta es la vela blanca, "Vela de Cristo", se ubica en el centro, representa a Jesucristo mismo y es encendida a las 00.00 hs. hora en que empieza la Navidad, hora del Nacimiento.
También se pueden suplantar por cuatro velas rojas y en el centro una vela blanca o sirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.
La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que nos permite ver, tanto el mundo como nuestro interior.
Cuatro domingos antes de la Navidad se prende la primera vela. Cada domingo se enciende una vela más. El hecho de ir prendiendo poco a poco nos recuerda como conforme se acerca la luz las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo que es luz para nuestra vida se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra.
La luz de la vela blanca o del cirio que se enciende durante la Noche Buena nos recuerda que Cristo es la Luz del mundo. El brillo de la luz de esa vela blanca en Navidad nos recuerda como en la plenitud de los tiempos se cumple el "Advenimiento del Señor".
CELEBRACIÓN EN TORNO A LA CORONA DE ADVIENTO
Cada domingo se reúne la familia sola o con algunos amigos, en torno de la corona. Antes de comenzar se designa quienes participarán como guía, lectores o encendiendo las velas.
La celebración se inicia haciendo una breve oración al Espíritu Santo pidiendo su presencia y su ayuda.
Se encienden las velas de acuerdo al domingo que corresponda y se da lectura a las Sagradas Escrituras ( se puede leer algún fragmento de las profecías de Isaías o el Evangelio de dicho Domingo).
Después de guardar silencio por uno o dos minutos cada uno de los participantes podrá aportar sus comentarios.
Seguido esto, el guía hace una invitación a hacer un propósito personal a los asistentes. Cuando los niños son pequeños, conviene que el propósito sea muy sencillo y sea familiar. Cuando los niños son más grandes, es conveniente respetar su intimidad y no obligarlos a decir su propósito si no quieren.
Los propósitos no deben de ser ideales inalcanzables, sino las pequeñas cosas que por prisa o flojera no hacemos, aunque sabemos que nos ayudarían a vivir mejor. Esto se debe traducir en acciones que el niño puede comprender fácilmente (por ejemplo el orden como "no dejar las cosas tiradas"). El cuarto domingo se prende la vela blanca y se reflexiona sobre si se cumplieron los propósitos o no y por qué.
Para finalizar, algún miembro de la familia hace una pequeña oración .
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